Ya sabes que me gusta jugar.
Algunas personas están aún por descubrir “los poderes mágicos” de la Gamificación:
¡Aprender mientras te diviertes!
Te voy acontar una anécdota, algo que me ha ocurrido recientemente.
En las últimas semanas, se presentó un acontecimiento en mi vida que le dió la vuelta a una gran parte de mi proyección para el futuro.
Como sabes, los cambios necesitan ser aceptados y trabajados para poder avanzar satisfactoriamente y que no se conviertan en lastres para tu vida (es a lo que me dedico profesionalmente ¡y me encanta!)
Pues llevaba unos días dándole vueltas a como esta nueva noticia me afecta en el mapa que he trazado de mi vida.
Estaba claro que esto iba a modificar todas las áreas de mi vida.
Pasando por distintas emociones, buscando la manera de reorganizarme interiormente para encajar esta nueva información , comprendiendo que es una luz para mostrarme distintos destinos que anteriormente no contemplaba.
Con todo eso en mi cabeza, decidí relajarme haciendo una partida al Candy Crush.
Estaba estancada en una pantalla, a punto siempre de superarla, volviendo a ella por un movimiento, vez tras vez, cuando me dí cuenta de que tenía un montón de premios guardados, recursos específicos que me venían perfectos para poder pasar esa pantalla que me estaba agobiando .
Me bloqueaba al avanzar porque no le había prestado atención a todo lo que tenía a mi alcance para conseguir mi objetivo.
Entonces vi la luz atravesando mi cerebro y llegando hasta mi corazón.
De repente pensé: ¿ Te estás esclavizando al dolor por medio del victimismo?
¿Prefieres quedarte sintiendo como te han tratado a ver la oportunidad que tienes por delante?
Volví al Candy Crush y mi corazón me palpitó con fuerza gritándome:
“ Alimentar esa imagen de víctima demasiado tiempo te impide descubrir y avanzar en las victorias”
Así que cerré la pantalla.
Decidí que el tiempo de dolor ha pasado y que ahora toca respirar toda la alegría que me proporciona este cambio.
Siendo consciente de que la etapa de incertidumbre ya ha sido superada y que es innecesario quedarse un segundo de más en un lugar en el que mi bienestar personal está disminuyendo en lugar de aumentar.